El otro día una amiga me echó las cartas y en el presente me salió la rueda de la fortuna, según ella me explicó, esto podría representar un continuo ir y venir. La verdad es que mi amiga no es pitonisa, ni nada por el estilo, pero en esa carta vi representada mi vida. Y es que últimamente mi vida no es más que una montaña rusa, llena de subidas y bajadas, repleta de cambios de humor, de discusiones, reconciliaciones, días llenos de alegría, pero que a veces se ven inundados de lágrimas. Aunque todo comenzó como una tontería, un juego, la carta que representaba el pensamiento, el loco, también refleja lo que se encuentra mi cabeza. Un torbellino de locuras que se amontonan, de pensamientos sin sentido, de momentos de lucidez entre instantes de silencio. Hay días en los que todo parece felicidad y alegría, pero otros pensar solo causa llanto y lágrimas. El resultado de la predicción no resultaba muy agradable pues era un gran cambio para mal en el que se veía envuelta la salud. La verdad es que no creo mucho en estas cosas, ya que saliese la carta que saliese sé que conseguiría relacionarlo con algo de mi vida, pero es cierto que, a veces, la tontería más grande del mundo, como lo es que una amiga te eche las cartas, te puede dar mucho que pensar. Por eso terminé pensando en el futuro, esperando que ese cambio que sale mal no sea mis planes de volar del nido porque eso es lo único que quiero que salga bien.
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