Días de nostalgia.

Días en los que echo de menos y sólo pienso en todo lo que un día tuvimos, pero que ya no está. Porque extraño vuestras sonrisas al lado de la mía, echo de menos nuestras quedadas para comer, nuestras sesiones de fotos e incluso aguantarnos en nuestros días más insoportables. Al fin y al cabo siempre estábamos las unas para las otras, incluso cuando últimamente los problemas individuales de cada una nos estuviesen alejando. Hay días en los que se me hace cuesta arriba pasar sin vuestras tonterías y vuestros «te quiero», supongo que cuando tienes algo no lo valoras tanto como cuando ya no está. A veces pienso que hice todo al revés, que debería haber luchado por mantener lo que teníamos, pero estaba tan dolida que sólo podía ver lo que sentía en ese momento, sin darme cuenta de todo lo que estábamos dejando atrás. Otras veces pienso que al menos así no nos hacemos daño, pero aunque no nos hiramos con palabras, nos destrozamos con la distancia que hemos creado entre nosotras. Al menos yo me estoy destrozando. Sí, lo sé... parezco un mar de contradicciones que un día dice una cosa y al siguiente otra, pero lo que exteriorizo no es más que una mínima parte de la confusión interna que tengo. Ojalá todo fuese más fácil, ojalá pudiese borrar todo lo que me hizo daño, tal vez así podría actuar coherentemente, pensando lo mismo con la cabeza y el corazón. Pero han pasado tantas cosas, han cambiado tantas otras que ya no sé si seré bien recibida de vuelta, ni siquiera sé cómo sería todo si hubiese una vuelta... y eso me aterra. 

Reflexiones de una pequeña paranoica.